Un Alimento Que no Envejece | Pastor Gilberto Granados

En Juan 6:25–36, Jesús confronta a una multitud que lo había seguido después de la alimentación milagrosa de los cinco mil. Buscaban más pan, pero Jesús dirige su atención hacia algo mucho mayor: "el alimento que permanece para vida eterna." Les advierte que no trabajen por el alimento que perece, sino que busquen el verdadero pan del cielo que da vida al mundo.

Este pasaje nos desafía a examinar nuestras motivaciones. ¿Estamos persiguiendo una satisfacción temporal—éxito, comodidad, aprobación—o estamos deseando lo eterno? Jesús declara: “Yo soy el pan de vida. El que a mí viene, nunca pasará hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”

Este mensaje es un llamado a pasar de los deseos físicos a la nutrición espiritual. Jesús mismo es la única fuente de satisfacción eterna, el alimento que nunca envejece ni pierde su poder. El mundo ofrece bienes perecederos, pero Cristo ofrece una plenitud duradera. Cuando creemos en Él, recibimos sustento para el alma que el tiempo no puede desgastar.